Cabecera

Todo el mundo a la Lavanderia

viernes, 1 de enero de 2010

Año nuevo, costumbres viejas

Eso mismo pensaba, mientras nos helábamos de frío esperando al cuarto miembro para irnos de farra.
Pero no nos adelantemos...
La tarde empezó mal. Tenía medio amañado un sorteo para que me tocase "algo" en la Famosa San Silvestre de Cáceres y ni por esas fui capaz de que me tocase un triste cuadro aunque sea.
Después de pasar más frío que un tonto, esperando en la calle, con los pies helados, no dijeron mis siete números ni una sola vez.
Así que me fui para mi casa, me prepare para cenar y eso que hice.
Este año me vi sobrado en las uvas y cuando íbamos por la tercera, me dio por hacer la gracia y grite "pamplona" mientras me comía la cuarta. Esto provoco el efecto que yo buscaba, que a alguien le entrase la risa y le costase seguir el ritmo de las campanadas. Pero hasta tal punto de efectividad tuvo mi broma, que mi hermano a penas pudo llegar al final.
Yo mismo fui víctima de mi treta y cuando iba por la novena uva, me costó tragarla y hubo un momento en que la décima se junto en la boca con la anterior. Por suerte pude tragarme ambas y acabar bien las sucesivas.
Pues nada, con pocas ganas de salir por ahí a pasar frío, me puse mi abrigo y allá que me fui donde habíamos quedado. Y como he dicho antes, media horita nos tuvo el Señor esperándole. Y lo malo es que ya se ha convertido, con el paso de los años, en su seña de identidad.
Pero para colmo de males, cuando ya nos enfilábamos a buscar la fiesta sin él, y después de haberle intentado llamar por teléfono sin éxito, aparece por la esquina, y cuando le dices, que ya nos íbamos sin él, nos responde que haberos ido porque tengo más pocas ganas de salir...Y eso que salíamos principalmente por él...

Cuando llegamos a la plaza, a nuestra derecha quedaba una enorme carpa, con calefacción pero nosotros seguíamos para abajo, sin saber muy bien a donde. Cuando me di cuenta que la carpa ya quedaba lejos, me dio por preguntar a donde íbamos, y parece que la nota predominante era que ninguno sabíamos donde. Menos mal, que en estas nos asalta un tío y nos pregunta:
"a donde vais?" y al ver que nos encogíamos de hombros, siguió " es que tengo yo aquí un bar, donde las copas valen 6 euros pero yo os las dejo a 4.5 y os invito a un chupito y os doy bolsa de cotillón".
La oferta no parece que nos entusiasmara, no se si por la poca convicción del tío o que, pero al final nos dio por entrar en su bar cuyo nombre no recuerdo porque era nuevo. Nuevo hasta que entramos dentro, donde vivos que era un bar ya conocido y con un aforo limitadísimo.
Y efectivamente, nos cobro las copas a 4.5 después de recordarle a su compañera de barra, que él nos las había prometido a ese precio.
Y allí casi en la puerta de entrada, porque no había sitio para entrar más adentro, abríamos nuestras minúsculas bolsas de cotillón mientras nos tomábamos algo.
Pero lo que pasa en estos bares, es que con la música tan alta, pues no puedes hablar a penas y como ninguno somos muy bailongos que digamos, pues la tónica general de la noche fue esa, tomarte algo y mirar a las musarañas. Y encima el DJ que teníamos dejaba mucho que desear pues acoplaba en mitad de una canción, la siguiente durante unos segundos, hasta que se daba cuenta que aun no había acabado la anterior.

Salimos del bar con nuestros enreditos de la bolsa de cotillón, donde a uno de nosotros le toco un collar de color rosa, solo a uno de nosotros. Adivináis a quien??. Eso se denomina, la llamada del destino y lo demás son tonterias...
Esa persona, que por cierto critica mi delicadeza hacia los olores, se negó a entrar a otro bar, donde decía que huele igual que una Opel combo. Vete a saber que quiso decir con eso...
Pero es que además, supongo que guiado por el color de su collar, se metió en el servicio de chicas a hacer sus necesidades. Incluso llego a declarar a una chica, que le recrimino haber entrado en ese servicio, que se había operado y por eso había entrado allí.

Y bueno, pues poco más sucedió durante la noche. Como nota final, apuntaría que me sorprendió la elevada media de edad del personal en los bares donde entrabamos. Casi casi éramos nosotros quien bajaba esa media.

En definitiva, que me vine con 19 euros menos, nada de estado de embriaguez pues creo que el ron que nos metían era de los más light que he probado nunca y con una enorme caminata en los pies pues me vine andando no sea que el light-ron fuese a dar positivo cuando cogiera el coche.

Hasta el próximo post !!!

2 comentarios:

  1. hoy voy deprisa asi que no me enrollo, FELIZ 2010 PARA TODOS/AS.

    ResponderEliminar
  2. por cierto, acabo de hablar con mami por telefono, mañana por la mañana te llamo pa ver donde te recogo y la hora vale, ahora si chaooo

    ResponderEliminar