Cabecera

Todo el mundo a la Lavanderia

lunes, 23 de enero de 2012

De 23 en 23

Tal día como hoy campa, mi hermanita hace 23 años.
Si, hoy día 23 hace 23 añitos, que casualidad verdad?
Ya es toda una mujer esa enanita a la que teníamos que coger en brazos para dormirla, cuidarla, cambiarle los pañales…
Y ahora, 23 años después ya está viviendo en casa con su novio.
Como pasa el tiempo, buff.
Como ha cambiado, como se ha convertido en una gran estudiante capaz de sacar la selectividad y de hacer una carrera universitaria.
De volar fuera del nido materno y buscarse la vida en otra casa, con todo lo que eso conlleva.
Yo he tardado 7 años más de los que ella tiene hoy mismo en hacer eso. Así que os podéis hacer una idea de lo adelantada que es en todo.
Dicen que uno se define por sus amigos, y campa tiene un montón de ellos dispersados por muchas partes de esta España nuestra.
De punta a punta se podía decir. Y hoy especialmente salen de sus ciudades, para dejar su particular granito de arena para que este día sea mejor para esa amiga a la que tanto quieren.
Y esto, también dice mucho de Campa, de su simpatía, de ser tan extrovertida.
Una cualidad que pocos en su familia tienen.
Recuerdo cuando la llevábamos a la guardería lo poco que tardaba en hacer amigas. Cuando venían niños de otras familias a nuestras casas, o nosotros íbamos a las de esas familias, y Campa no tardaba en estar jugando con sus hijas a las barbies.
Siempre he admirado eso de ella.
En muchos aspectos, Campa es como a mi me habría gustado ser.
Y por eso, no dejaré de estar siempre orgullosísimo de ser su hermano.

Muchas felicidades, hadita.
Te espero aquí mismo el año que viene.

Un besito guapa y que lo pases muy bien en este día y el resto de los días de tu vida.

martes, 17 de enero de 2012

En la oscuridad

Es curiosa la vida, llevo unos cuantos días, semanas, pensando en sobre que podría ir la nueva actualización del blog y hoy, sin beberlo ni comerlo me he encontrado con ella.
Ahora que los hechos han pasado y, repuesto de la angustia vivida, permitidme que saboree mi vaso de coca cola y coja un puñado de palomitas para seguir escribiendo.

……Ahhhh

Ñam Ñam.

Mejor, muchas gracias.
Como os decía, no me gusta tener mucho tiempo esto desactualizado. Hace que vosotros os amuerméis (aburrirse, apalancarse, para los de la LOGSE) y vuestra frecuencia de visitas al Blog sea más escasa aun de lo que ya es. Y por otra parte hace que yo me acomode pensando, bueno, otro día más tampoco va a pasar nada.
Afortunadamente la solución me ha venido sola.
Corrían las 7 de la tarde de hoy Lunes, aunque para poneros en situación me remonto tres horas antes.
A esa hora me llama mi hermano, que va camino de Portugal (maldito Portugal) por motivos de curro. Me dice que en el buzón de casa han dejado un aviso para ir a recoger un paquete y le han dicho donde hay que recogerlo.
En un polígono no muy lejos de mi casa. A cinco minutos en coche como mucho. Y que se puede recoger a partir de las 7 de la tarde.
Ahora ya si, nos encontramos en las 7 de la tarde. Y como mi economía últimamente anda demasiado baja, decido ir andando, total 5 minutos en coche, pueden ser 15 ó 20 andando.
El sitio parece localizado. Según las indicaciones de mi hermano, está enfrente de un almacén de frutas, en la parte Sur de las calles.
Como preveo que hará un frio del carajo, me cojo las orejeras que me han traído los Reyes Magos, el forro polar mas abrigado que tengo, una bufanda y unos cascos para escuchar música, y por supuesto el móvil.
Mientras hablo por whatsapp con mi amigo Fran, si, si el meteopingu, salgo a la calle y compruebo que haca más frío del esperado, así que, acelero el paso.
Cuando llego a la carretera que se desvía hacia el polígono, compruebo con asombro y alegría, que existe acera por la que transitar.
Que pedante me ha quedado esa última frase.
Como? Ah si perdón, pedante (repelente, repipi para los de la LOGSE).
Pues nada, después de caminar unos 10 minutos, empiezo a dudar de donde se encontraba el dichoso polígono, si más lejos o no de mi situación actual. Pero mi única solución es seguir caminando y arrepentirme de no haber cogido el coche.
Cuando he dejado atrás algunas calles y locales que podrían ser el lugar que busco, parece que la suerte me sonríe y reconozco la ruta a seguir.
En la primera de las calles encuentro sólo un taller, al que me acerco y pregunto por el almacén de paquetería en cuestión.
Pero recibo por respuesta un desconocimiento total del tema. Por suerte, recuerdo lo de la frutería y se lo hago saber a los mecánicos. Entonces me hablan de 4 calles más allá.
Así que vuelvo a enfundarme la bufanda y a seguir caminando.
A estas alturas le digo a Fran que hace mucho frío, mientras pienso para mi mismo que mañana sufro las consecuencias de esta “helada nocturna”.
1, 2, 3 y 4 calles más allá encuentro la dichosa frutería y justo enfrente “algo” que no tiene  rótulo, ni letrero, ni nada. Me acerco a ver que es y solo veo un par de furgonetas y un cartel enorme dentro de la nave que pone…..LOS CONGELADOS.
Inmediatamente pienso…..aquí no es. Así que me dirijo una calle más allá con la esperanza de que “enfrente de la frutería” signifique “en la siguiente calle”.
Llego a ella y nada, ni un alma. Entonces recuerdo que en el aviso, quizás esté puesta la calle.
Eureka ¡!! Bien por ti Lavandero, Calle los Olivares.
Miro la calle en la que estoy y compruebo que no es esa. Así que vuelvo a la calle de la frutería. Calle Hermanos Lumiere….mierda ¡!
Desesperado, me acerco a un chico que esta manejando una maquina en la frutería y le pregunto:
-    Perdona
Entonces veo que quien contesta es un negrito con un acento muy poco español.
Rápido de reflejos, miro hacia la izquierda donde hay más gente y pregunto en voz alta:
La calle olivares??
Nadie sabe….
Preguntan a uno que parece el entendido, pero tampoco la conoce…… ¬¬
Entonces vuelvo a hablar:
-    Una empresa de paquetería por aquí?
-    Si, si, ahí mismo, justo enfrente.
-    Eso??
-    Si, si, eso es.
-    Vale. Gracias.
Así que me dirijo nuevamente a LOS CONGELADOS. Y esta vez mas decidido que antes, entro hasta la cocina.
-    Buenas. Venía a recoger un paquete
-    Nombre de la calle?
Le doy el nombre de mi calle y me dice:
-    Este es tu paquete-
A estas alturas conviene aclararos que como yo no sabía que paquete es el que iba a recoger, pues yo me esperaba un sobre, una bolsa o algo pequeñito. UNA LECHE
Volvamos a retomar la conversación:
-    Este es tu paquete. (una caja de cartón tamaño televisor pequeñito, microondas, etc.)
Entonces el amable señor me pregunta:
-    Tu eres con quien he hablado esta mañana??
-    Si.  (Mentira, pero que culpa tengo yo de que no tenga un aparato de reconocimiento de voz)
-    Me pones el DNI y tu firma
Como os podréis imaginar vuelvo a mentir, esta vez de manera escriba, haciéndome pasar por mi hermano, tanto en DNI como en firma.
Salgo del almacén pensando “Su puta madre, como para encontrar el sitio” y cojo mi móvil:
“Fran, ahora no puedo hablar que voy a llevar las manos ocupadas”
Y dicho esto, me enfundo mi bufanda en plan Tuareg (pueblo nómada del desierto del Sahara, esta aclaración no es sólo para los de la LOGSE), vuelvo a colocarme mi música, cojo con ambas manos el paquete y emprendo el camino de regreso a casa….

Joder Lavandero, no veas la que lías para ir a por un simple paquete…
Acaso he dicho yo que se haya terminado mi aventura??? Pues un respetito que sigo escribiendo…

Hasta aquí todo podría ser, digamos normal. Cierto. Pues nada, vuelvo por mis pasos y cuando llego a la fabulosa acera que había en el desvío, recuerdo que desde mi casa, y cuando es de día (importante este dato) se ve una vereda, un camino, que atraviesa el campo y me lleva justo hasta mi urbanización, sin necesidad de dar el rodeo que di al venir.
Si, lo sé, se masca la tragedia…
Pues voy por la acera de enfrente ( Si, ja ja, que graciosos…) y veo que el campo que habría que atravesar, esta vallado.
Pero recuerdo que en mi urbanización también está vallado y sin embargo hay sitios por donde no lo está. Así que sigo caminando pegado a la alambrada hasta que veo un hueco por el que entrar.
Me meto y me doy cuenta de que el camino se adentro hacia la oscuridad y que me alejo de las maravillosas farolas que alumbran el camino largo y seguro.
Pero que cojones, si yo no tengo miedo…
Así que deposito la caja en el suelo, saco mi móvil y activo la maravillosa linterna descargada de Android , Tiny umbrela (espero llevarme comisión por esto señor androide).
Vuelvo a coger la caja y emprendo el camino oscuro.
A priori es sencillo. Sólo tengo que seguir el camino que cientos y cientos de coches habrán recorrido muchas veces antes que yo. Pero no puedo evitar pensar en la frase…..Y nunca más se supo.
Alguno de vosotros ha visto las películas “El proyecto de la Bruja de Blair” o “Un hombre lobo americano en Londres” ¿? No ¿?
Bueno, no es absolutamente necesario haberlas visto para imaginaros una escena tal que así:

Si, todo oscuridad a vuestro alrededor, o casi, porque no olvidemos que a lo lejos está mi casa y detrás de mi, cada vez más lejos, las farolas y la ruta segura.
Cuando llego a una encrucijada, mi elección es la más lógica. Mi casa está hacia arriba así que tomo el camino de la derecha que se dirige hacia allí.
Cuanto más adentro me voy metiendo, no puedo evitar oír ruidos por todas partes. Así que decido quitarme los auriculares, que, aunque ya los apague nada más meterme en la oscuridad, aun siguen sobre mis orejas (encima de las orejeras) y así me impiden oír mejor lo que me rodea.
El roce de la caja con mi polar, las llaves moviéndose en mi bolsillo. Todo es susceptible de ponerme nervioso.
Pero sigo recordando que yo no tengo miedo. Aunque que el frío viento golpee mi cara y haga que mis lentillas se sequen y dificulten mi visión, no ayuda mucho la verdad.
El camino de la derecha se va alejando cada vez más de la urbanización y acercándose más y más a las farolas.
Lo lógico es, que hubiese aprendido la lección y visto lo visto, seguir hacia la luz y olvidarme de una vez por todas de la travesía oscura y campestre. Pero OYE, el hombre es el único animal que tropieza dos veces sobre la misma piedra. Y quien soy yo para contradecir eso…
Así que, vuelvo sobre mis pasos, para llegar de nuevo a la encrucijada y tomar el camino de la izquierda.
Cuando me giro, vuelven a sonar dentro de mi cabeza las palabras…Y nunca más se supo.
Ya llevo un rato andando y la encrucijada no aparece. No recuerdo que estuviese tan lejos. Miro hacia atrás y nada. Así que sigo caminando.
Veo aliviado que la encrucijada por fin aparece. Tomo el camino de la izquierda y respiro aliviado al ver que se dirige justo hacia la urbanización. En línea recta.
Al menos en los dos o tres metros que alumbra la linterna.
Pero sólo era un espejismo pues metros más adelante, el camino, al igual que el anterior que tome, se dirige hacia las farolas. Alejándose de la urbanización.
Empiezo a cansarme de dar vueltas y por vez primera me arrepiento de haber dejado el camino seguro. Pero recuerdo que yo no tengo miedo. Aunque también se me pasa por la cabeza que a saber a que hora consigo llegar a mi casa.
Más adelante, siguiendo el camino, veo un pequeño caminito, que se dirige en línea recta hacia la salida de los columpios. Que se encuentran a unos 100 metros por delante de mi. Y esa sé que es la salida correcta porque, por las mañanas siempre paso por esos columpios.
Así que cojo el caminito, esta vez, pensando seriamente en…Y nunca más se supo, pues me adentro en un sitio donde apenas se ve ya camina marcado. Llego a un pequeño charco con piedras por las que pasar. Pero no las tengo todas conmigo. No parece muy seguro. Así que, vuelvo a retroceder, una vez más, buscando el camino ancho y que sea lo que tenga que ser. Si tengo que alejarme, pues me alejare, pero basta de meterme por sitios irreconocibles.
Una vez andado sobre mis pasos y vuelta al camino más ancho, lo sigo, hasta una nueva encrucijada:
Esta vez parece claro; uno me lleva en línea recta hasta los columpios y el otro alejándome de ellos, en dirección a las farolas.
Así que tomo el de los columpios, que sorprendentemente empieza a desaparecer y me lleva justo hasta las piedras anteriormente descritas.
Ya no puedo más. Así que me armo de valor y las cruzo. Y con todo mi valor una de ellas cede y meto mis zapatillas nuevas (si, también de reyes) en un charco de barro…
Pero es que el problema es que ya no hay camino por ningún lado. Los columpios están a pocos metros pero no hay camino dibujado que me lleve a ellos.
Así que me decido a jugármelo todo y camino campo a través, viendo litronas de cerveza por el camino. Pero ya no voy a parar, ni a mirar atrás. Si llego sucio, lleno de barro, ya poco importa. Ya hice bastante el ridículo.
Por suerte, el campo a través me lleva hasta un nuevo camino marcado, ya conocido por mi y que me lleva directo a los columpios….SALVADO.
Así que llego a casa, pensando en que mira por donde, tengo post para la Lavandería…

Ha sido un placer….
Pincha para verlo más grande

jueves, 5 de enero de 2012

Noche de Reyes


Ya queda muy muy poco, aunque cuando estéis leyendo esto ya será reyes…

Os acordáis de cuando erais mas pequeñitos y nos íbamos a dormir pronto para levantarnos mas temprano?
Algunos ni siquiera dormían esa noche.
Cuantos recuerdos, metidos en la camita escuchando el más mínimo ruido pensando que serian los Reyes Magos.
Intentando pasar la noche en vela para descubrirlos. Y lo único que descubríamos es que nos habíamos quedado dormidos, un año más…

Os acordáis de ese regalo que tanto, tanto deseabais y al final llego?
A mi, como la memoria siempre me ha fallado, puede que no fuera el que más deseaba, pero ahora mismo sólo me acuerdo del Tragabolas.

Eso si que eran juegos, dale que te pego todo el día con aquel cacharro infernal que metía un ruido que hoy en día me levantaría dolor de cabeza. Pero como disfrutaba por aquellos entonces.

O los playmobil, esos muñequitos nunca faltaron en mis Reyes de la infancia. Era fácil acertar con cualquier cosa; el fuerte, el barco pirata, la lancha de policía, algún coche.
La mayoría de esos regalos eran para mi hermano, pero yo los disfrute tanto o más que él y durante muchos, muchos años. Y no hablo sólo de cuando era políticamente correcto jugar con juguetes, jeje.

Los juegos de mesa también tuvieron su época en mi familia, el trivial, el tabú, el pictionary. Juegos a los que no me importaría volver a jugar y así rememorar esas tardes en familia que tanta diversión traían consigo.

Ya de mayor, los juguetes fueron sustituidos por consolas, que tantos y tantos ratos buenos me han hecho pasar y me seguirán haciéndolo pasar en cuanto vuelvan a la circulación “habitual” jeje.

Después de una mañana frenética abriendo y montando regalos, te ibas corriendo a la calle a jugar con tus juegos o a compartir con tus amigos las cosas que te habían regalado...

Sí, el día de Reyes siempre tienes algún regalo que te ilusione.
Cuando te haces mayor, se sustituye, en la mayoría de los casos por ropa, que a veces mola, Sí, pero no tanto, jeje.
Pero estoy seguro, que en todos, sigue viva el alma de un niño que sigue deseando que le regalen juguetes, juegos…
Será este año??