Las cosas que nunca le dije

Hace 22 años que la vida de nuestra familia cambió.
Cuando yo estaba a punto de cumplir los 12 años recibí un regalo con antelación, una hermanita.
Con 12 años era fácil ilusionarse con alguien nuevo en la familia y más si era una niña como mis padres llevaban tiempo deseando. Incluso recuerdo que cuando ya sabíamos la noticia de que tendríamos una hermanita y estábamos pensando su nombre yo me ilusioné y propuse el de Cristina.
La verdad es que el favorito de la familia era Jennifer (que curiosa es la vida verdad??) pero cuando mis padres fueron al registro y descubrieron que a todos los efectos el nombre que saldría en el carné de mi hermana era Guillermina, desistieron de la idea.
Al final no fue ni Jennifer ni Cristina, sino Patricia.
Y hasta antes de nacer ya se desmarcaba del resto de sus hermanos, pues era la única que no tenía un nombre compuesto...
Recuerdo que mi abuela nos hacía ocuparnos de ella diciendo que cuando fuera mayor, ese mismo bebé, al que le cambiábamos los pañales, nos lavaría los calzoncillos como ella decía.
La verdad es que no hacía falta mucho para convencernos de que nos ocupáramos de ella. Como he dicho, cuando tienes 12 años es fácil ilusionarse con las cosas...
Pasaron unos años y recuerdo que cuando, aun estaba en construcción nuestra casa del campo, mi hermana pequeñita y yo, nos lo pasábamos como los indios jugando a dispararnos.
Las pistolas eran unas ramas que vagamente parecían un arma de fuego, pero que en nuestras manos eran el arma más mortal del mundo.
Tengo grabada una imagen de aquel momento en el que mi hermana se lanzo, literalmente, para subir por un sitio inaccesible para ella.
He buscado durante los años posteriores, la copia de aquel vídeo. Pero no he tenido éxito y no sabéis cuanto lo lamento...
Han sido muchos los vídeos de aficionados que hacíamos en los que participaba mi hermana como estrella principal o muy destacada.

Lo que quiero decir con esta larga introducción es, que antes, yo pasaba mucho tiempo con mi hermana.
Y siento que de un tiempo a esta parte, en algún momento de mi vida, dejé de hacerlo.
Lo malo es que no se muy bien cuando fue o si fui consciente de ello y no hice nada por evitarlo.

Es fácil, decir el día de su cumpleaños que me arrepiento de esa dejadez, pero aunque puede que sea hoy cuando lo digo, hace ya algunos meses que he notado que algo cambiaba en mi actitud.

Puede que haya sido gracias a Jenny, que ha hecho que Campanilla y yo volvamos a tener algo en común. Cosa que le agradezco aunque como sepáis no nos puede leer.

Pero como quiera que sea, me alegro de que esto haya pasado.

Siempre he pensado que mi hermana era especial en nuestra familia, siempre.

Desde el mismo momento en que nació lo era aunque yo no fuera consciente.
Era, como he dicho antes, la niña que tanto habían deseado mis padres. Que ya desde mi nacimiento esperaban.
La niña que hizo iluminarse la cara de una abuelita cuando pensaba que ya no tendría más nietos a los que mimar.
Porque quizás ella no sea consciente, pero mi abuela, le dio más caprichos que a ningún otro de sus nietos y mi hermana le devolvía todos esos caprichos con su felicidad y su sonrisa.
Porque que queréis que os diga, mi hermana es la hermana más guapa del mundo y no es que lo diga yo por ser su hermano, que va, lo digo porque es verdad.
Entre una familia de no muy agraciados, algo bueno hicieron mis padres cuando ella vio la luz. Y prueba de ello es que fue elegida reina de la barriada con sólo 6 añitos. Y esa fue su primera vez, porque años después volvería a repetir tal proeza.

Muchas veces he pensado que es mejor que todos sus hermanos por muchas cosas. Por ejemplo, no ha sacado la timidez de dos de sus hermanos, entre los que me incluyo. Y por el contrario ha sacado el desparpajo de su hermano, el guevarista.
Esto le ha servido para, por ejemplo, para encontrar fácilmente amistades o para apuntarse “a un bombardeo” como se suele decir.
Es la primera de mi familia que ha pisado la Universidad y no para ir a la cafetería o para currar. No, no, para estudiar.
Y tengo puestas muchas esperanzas en que saque la carrera Universitaria y algún día escriban con letras de oro nuestro apellido en algún sitio gracias a ella. Es esa la fe que tengo en ella.
También me sirve como un modelo a seguir, a pesar de ser mucho menor que yo. Cuando les veo a ella y a su chico con una relación tan estable y duradera, pienso en lo bonito que es el amor y que si es verdadero, se que es para toda la vida.
Si, cuando tengo dudas de si algún día yo puedo acabar teniendo a alguien especial en mi vida, sólo tengo que pensar en mi hermana y darme cuenta de que eso, no sólo es posible sino que es real, que no tengo que irme muy lejos para tener un ejemplo.

Así que como veis y aunque no se lo diga nunca, porque me cuesta decir esas cosas a la gente que veo en el día a día, mi hermana es muy importante para mi y la quiero muchísimo.
Hace que vea lo mejor de la vida en una chica que solo tiene 22 años, pero que a mis ojos vive la vida como todo el mundo debería vivirla, disfrutándola, sintiéndola

Y de verdad espero y deseo, que esa llama de la fraternidad que ha vuelto a renacer hace poco, nunca más se apague. Y valga como testimonio este escrito.


Te quiero Patry

GRACIAS.