Fuerzas de la naturaleza

Yo hoy venia pensando en escribir algo, pues el blog estaba un poco parado.
La verdad es que llevo un tiempo sin inspiración alguna, y no sabia sobre que podría escribir.
Me había decantado por un par de temas:
Antes de ayer, mientras veía y posteriormente, cortaba, una película, pastelosa como pocas (Los fantasmas de mis exnovias), me di cuenta que algo había cambiado en mi.
Esas películas antes me encantaban porque a pesar de pastelosas, tenían su toque de gracia y su final feliz. Sabias que eso no pasa en la vida real, pero disfrutabas viendo como pasaba en la ficción.
De ahí, que piense que algo esta cambiando en mi forma de ver las cosas, me estoy desencantando, o quizás, es solo que la película era mala a rabiar...
El otro tema que me rondaba la cabeza, surgio cuando me entere que uno de los compis de curro, la semana que viene nos abandonaba para irse a un trabajo mejor. Porque, si, puede que curre mas horas, puede que gane lo mismo o menos, pero, que queréis que os diga, tiene trabajo todos los días, y cobra todos los meses. Hay cierta ESTABILIDAD.
Y, la verdad, no es un tipo al que se le vaya a echar de menos, era un poco pesado, la verdad, aunque no era de los peores en la empresa, pero no puedo evitar tener la sensación de que la gente avanza mientras yo, me quedo estancado.

Pero la noticia del día ha venido provocada, por una,  "tormenta de verano", que ha dejado la ciudad de Cáceres patas arriba.


Esto es lo que dice un periódico:
Todo comenzó con una simple llovizna que ha terminado por inundar garajes. Durante ésta, grandes rayos que hacían al cielo iluminarse cada diez segundos, una caravana de coches parada en las carreteras, una gran granizada cuyos granizos parecían atravesar ventanas y persianas bajadas de las casas y una abundante lluvia que mezclado con un intenso viento daban como resultado un peligroso coctel.

La Policía Local ha cortado la avenida cacereña Hernán Cortés en dirección a la plaza de Toros. Allí se ha formado un auténtico pantano en esa dirección. El agua llega a la altura de las rodillas, por lo que varios agentes municipales han desviado el tráfico en dirección a Primo de Rivera. El Paseo de Cánovas se ha convertido, entre árboles caídos, hojas por todo el suelo y charcos hasta en el rincón más pequeño, en una especie de selva.  


El Carrefour, cerrado por que, el agua le llegaba hasta las rodillas a los clientes.
La gente por la calle, gritando a los conductores, que les llevasen a sus casas, que tenían miedo.

Las calles colapsadas. Locura en las carreteras, coches que no frenan a tiempo, policías movilizados, un caos, vaya, para el que la ciudad no estaba preparada, pues no suele ser frecuente una tormenta de tales magnitudes.



Y yo fuera de Cáceres sin poder verlo...