Cabecera

Todo el mundo a la Lavanderia

martes, 24 de septiembre de 2013

Envidia sana, sana, alemana.

Después de tanto tiempo vuelvo a vosotros, una vez más, para contaros las peripecias que estoy viviendo en tierras alemanas y además, todo sea dicho de paso, por la envidia que me ha provocado ver a mi chica escribir una especie de diario...

Pues empezaría contándoos que el viaje a estas tierras se hizo harto pesado. Nada más y nada menos que 28 horas metidos en una furgoneta, sin apenas parar mas que para el cambio e conductor.
Así que os podéis hacer una idea de lo tedioso (cansino, inaguantable, para los de la LOGSE) que se me hizo.

Cuando por fin llegamos al destino, que parece llamarse Bautzen, tocaba encontrar la casa donde nos alojaríamos.
Y perdida en el campo que estaba oye, porque ni el gps parecía sabernos indicar bien.

Cuando por fin llegamos, nos atiende un hombre, aparentemente normal, salvo por el detalle de que quería que en la casa estuviésemos en plan japoneses, es decir, quitándonos los zapatos a la entrada y andar descalzos o con chanclas...

A la postre ( que no es lo que viene después del segundo plano, sino una manera de decir posteriormente, para los de la LOGSE) se vio que el hombre de normal tenía poco. Era la vieja del visillo, escondiéndose detrás de las persianas, saliendo de las sombras para darte un susto de muerte, etc.

Parece tenerla tomada con uno de mis compis al que ya le ha advertido que no mueva la cama de su sitio, que las colillas (cuando está en la calle) las debe tirar en un cenicero y cuando lo vio poniendose las botas para trabajar, salió de la nada para ofrecerle un calzador. ALUCINANTE,

Llevo ya dos días y al igual que en la anterior etapa, veo cosas muy marcadas que definen Alemania:

- Las casitas a dos aguas típicas de los pueblos, porque sí, la Alemania que yo conozco siempre tiene pinta de pueblos, con casas muy dispersas y grandes extensiones entre ellas.
 - La comida, mucha fritura de salchichas, comidas picantes y mucho plato combinado, pero eso debe ser más culpa de la "dieta" que mi jefe nos da. Que más que dieta parece ayuno...
- No soporto no entender nada del idioma. Es frustrante no poder leer un simple cartel, depender de un traductor para todo y que no entiendas lo que hablan a tu alrededor. El alemán es muy difícil de pillar, en serio.

Al menos en este viaje he tenido la suerte de pillar wifi y poneros al día de las cosas que van pasando.

Seguiremos informando para quien quiera seguir leyendo claro, que hace tiempo que no paso lista y aquí nunca se ha puesto falta.


Ay mi España querida !!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario