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Todo el mundo a la Lavanderia

viernes, 29 de octubre de 2010

Elige tu propia aventura

De un tiempo a esta parte, el que suscribe ha perdido el hábito de leer. Incluso he dejado de leer cómics, que eran lo único que me mantenían cercano a dicha costumbre.
Pero lamentablemente la economía hizo que perdiese ese contacto con el mundo de los cómics en concreto y con la lectura en general.
Y aunque he intentado a veces coger algún libro y ponerme a leerlo, reconozco que no tengo paciencia suficiente para que me enganchen y en cuanto empiezan a describir la mesilla que adorna la habitación en cuestión, me pierdo o me aburro.
Es frecuente que, tras haber acabado una página o un párrafo, me de cuenta que no me he enterado de nada pues mis pensamientos estaban en otra nube.
Y todo esto viene a cuento del reciente recuerdo que he tenido de unos libros que tenia la afición de leer cuando aun no peinaba canas.
Se tratan de la colección, ya extinta, Elige tu propia aventura:
Eran unos libros atípicos aunque nada tochos, eso si, donde el lector desarrollaba su capacidad de decisión ante las adversidades.
No era un libro de esos que te leías de principio a fin, no. Quizás acababas la historia y apenas habías leído 6 páginas, si tus decisiones no eran las correctas.
El lector veía como, en no pocas ocasiones, tras la página 1, no venia la 2, sino que, el libro te obligaba a dar un salto de páginas hasta, por ejemplo la 9.
Y luego llegaban las decisiones.
Por ejemplo: te encontrabas delante de un precipicio y al final de la página, el libro te daba dos opciones:
si decides saltarlo, pasa a la página 18
si decides rodearlo, pasa a la página 7
Y eras tu, y solo tu, quien decidía lo que hacía el protagonista de la historia, convirtiéndote en dueño y señor de sus actos.
Claro, que esa libertad de decisiones, muchas veces tenia sus consecuencias. Me refiero a finales horribles para una novela, como que tu protagonista se despeñase al intentar saltar dicho precipicio, por ejemplo.
Los que ya eramos, viejos zorros en estos libros, teníamos una pequeña ayuda, cuando veíamos que ante una situación límite, si una de las opciones era ir a una de las ultimas páginas, sabías que ahí se acababa la historia, así que lo mejor era elegir la otra opción.
Luego también estaban los tramposos, que veían las dos opciones y elegían la que mejor les conviniese, pero quedaba en el subconsciente de cada uno, que habías llegado al final haciendo trampas.
Los más curiosos, se veían todos los posibles finales, pero eso reducía la duración del libro y de posibles relecturas con distintos finales, pues había, en ocasiones, más de 30 posibles.


Grandes libros para las mentes despiertas que poblaban este mundo por aquellos entonces.


Nos leemos, si pasáis a la página 7, jeje.

2 comentarios:

  1. Si si me gusta este post!!!!

    leer leer!! que me encanta leer!!! :) pero no he tenido el gusto de leer ninguno de estos libros :( aunque me gustaría la verdad.... yo creo que sería de las personas esas que dices, curiosas que quieren ver todos los posibles finales jaja....

    Pues es una pena que ya no leas y eso... a mi me encanta... y ahora no tengo ninguno pa leerme... a ver cuando pueda pillar alguno que este bien :D


    Pues haber que pasará en la pag 7 xD!

    1besito!

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  2. esto tiene que ver con la idea que diste no?????Asi me entero un poco mejor :D

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