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Todo el mundo a la Lavanderia

viernes, 25 de mayo de 2012

Isla blanca, guante blanco.


Todo escritor tiene su liturgia, rito o manía a la hora de escribir. Bueno, yo no soy escritor. Aunque si buscamos en el diccionario, como en efecto, he hecho, escritor es, literalmente, el que escribe. Y por Tutatis que estoy escribiendo no?
Mis manías son simples. Un vaso de Coca-Cola y a veces, no en esta ocasión, algo para picar.
Entonces pones las manos sobre el teclado y la magia empieza a ocurrir, casi sin darte cuenta:
Ibiza, la Isla blanca. O así es conocida por su característica arquitectura de dicho color. Debe su fama a la cultura hippie y las playas nudistas. Pero sobre todo, en los últimos tiempos, a su extraordinaria vida nocturna.
Pues hace escasos días yo he tenido la mala suerte de vivir una experiencia inolvidable allí.
 
En principio no parecía tener mala pinta el plan:
Montar en avión por primera vez.
Montar una tienda de manera tranquilita
Zona de playa
Buen tiempo
No, la verdad es que mal no pintaba la cosa.
Si empiezo, como por otra parte debe ser, por el principio, montar en avión ha sido una experiencia interesante y divertida para mí. Todo es como en las películas: La terminal, la facturación de maletas, la puerta de embarque, el panel de vuelos, el avión, los asientos…

Primero pasar por el detector de metales, donde se nota que es la primera vez que lo sufres, quitándote los zapatos cuando no debes o se te olvida quitarte ese cinturón con la hebilla metálica. Y tras la espera a que llamen a los pasajeros del vuelo, rumbo al avión.
Lo que es el vuelo en sí, tiene unos puntos muy diferenciados:
En primer lugar la larga espera hasta que el avión se pone en marcha y se encarrila hasta la pista de despegue.
Luego el avión empieza a coger velocidad y de pronto despega del suelo y sientes ese cosquilleo cuando bajas una cuesta bajo deprisa.
Te tiras un ratito con el avión ascendiendo, hasta que se pone totalmente horizontal.
El mejor momento del vuelo, mirándolo por la ventana es cuando te ves volar por encima de las nubes y sobre todo, atravesar una de ellas. Es una experiencia que no se puede, o al menos yo no puedo expresar con palabras. Increíble.

No paras de mirar al suelo, esperando ver el mar por la ventana. Cuando llegamos a la costa de Valencia, el capitán nos dice que vamos a empezar el aterrizaje.
Y te quedas perplejo porque acabamos de entrar en el mar. Tan rápido vamos a llegar? Pues si.
El avión empieza a dar vueltas en círculos sobre el cielo de Ibiza. Cada vuelta más cerca del suelo que la anterior. Cada vez viendo más detalles del suelo, las carreteras, los coches, las personas…Como un videojuego que tarda en cargar una pantalla jeje.

Un suave movimiento provocado por una corriente de aire, hace que el avión se mueva un poco. Nada grave, tranquilos, forma parte de la atracción. Aunque me acorde de cierta persona que tiene o tenía muchas ganas de montar en avión y este detalle le ha hecho replanteárselo. Aunque desde aquí la invito a que no se rinda y lo intente ;-).
Y de repente las ruedas tocan suelo sintiendo como si un coche golpease el tuyo levemente por detrás. En serio, nada preocupante. Tened en cuenta que es un cambio de no tocar suelo a tocarlo en décimas de segundo. No esperaba nada más suave la verdad.
El avión va parando perdiendo poco a poco velocidad y el vuelo ha acabado. Escasamente 50 minutos y ya estamos en Ibiza.
Un autobús nos lleva a la terminal. Y descubres esas cintas transportadoras, donde esperas a que por fin, salga en el bombo tu número de la lotería, tu maleta.
Alquiler de un coche y a descubrir que clase de hotel/hostal/ pensión/apartamento/ albergue te ha tocado.
Pues el peor posible. Un apartamento donde duermen todos los guiris borrachos de la zona. 
 Todas las noches, cuando el cuerpo hacía chof, después de una jornada dura de trabajo, teníamos que aguantar las voces, gritos y golpes de los borrachos de turno cuya noche acababa de empezar.
Lo curioso de todo es que, justo cuando parecía que la cosa iría a peor, pues las discotecas habrían un día 18, fue la solución a todos nuestros problemas.
Nada como llevarse a los borrachos fuera del hotel y meterlos en un local a hacer ruido.

El tema del trabajo desarrollado allí ha sido otro gran caos, pero no me apetece hablar de curro en este blog.
Como nota final decir que si hay algo más aun por lo que será recordado este viaje es porque a la vuelta de 16 días en aquella isla, algún desgraciado, no tuvo otra idea que robar el coche de mi hermano, no se si con o sin guantes blancos...

Si, maldita la hora en la que salió el trabajo en Ibiza...

3 comentarios:

  1. Bueno no me apetece mucho comentar este post porque no me gusta... pero como nadie lo ha hecho pues ejercere de buena seguidora numero uno.
    No me gusta porq no creo que este viaje haya resultado grato en ningun sentido y porq me contaste lo del avion y me quitaste todas las ganas de subir a uno...

    pero bueno digamos que las malas experiencias tambien enseñan cosas y siento todo lo que ha derivado de este viaje desastroso... espero que no tengais q pasar mas malos ratos como los q habeis pasado ni en el curro ni en ningun aspecto de la vida

    besos.

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    1. Gracias por ejercer de seguidora número uno del blog. Si no lo haces tú, nadie más lo haría, mas que nada por que sólo hay una seguidora número uno, jeje.
      Lamento que no te guste el avión. Vas a perderte muchas cosas y sobre todo lugares por cerrarte a esta opción, pero que le vamos a hacer...

      La verdad es que ha sido un viaje para olvidar, sí.
      Asi que cuanto menos comente, antes se me empezará a olvidar, :-)

      Gracias por todos los comentarios y para terminar la mañana de "besuqueos", te mando otros besos para allá, que nunca están de más.

      Xaooo

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  2. Yo la verdad es que le tengo cierto miedo al avión, y a lo que vienen siendo las altura en general, aunque he de decir que las vistas areas de una ciudad que se ven desde tu ventana deben de ser impresionantes. Si te toca pasillo entonces ya no merece la pena el viaje...jeje

    Lastima que este destino tan turistico no te haya gustado, la isla de Ibiza tiene parajes muy bonitos, pero posiblemente a las afueras, lejos del turismo de borrachera propio de Ibiza, asi que no me sorprende que os hayais tenido que alojar con gente de lo más variopinta en el apartamento aquel.

    Y ya lo del coche de tu hermano es la gota que colmó el vaso, vaya mala suerte...es que es demasiado tiempo fuera para dejar un coche solo en una gran ciudad como Madrid.

    En resumen como bien dices, mejor hubierais estado en casa, os hubiera salido más rentable a todos los efectos...

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