Aquí estoy, más tarde de lo que había prometido pero como se suele decir, más vale tarde que nunca.
Estoy en la habitación de un hotel, que para los que conocen, el nivel de los hoteles en los que nos movemos en esta empresa, diré que está bastante bien.
Y estoy en una habitación simple.
O sea, que estoy sólo, en el día de mi cumpleaños, o lo que queda de él que apenas son un par de horas.
Y no os voy a engañar, no ha sido el mejor cumple de mi vida.
Empezó la víspera del día D, cuando regresábamos de Portugal en coche, camino de Madrid (donde estoy ahora) y a pocos kilómetros de cruzar la frontera del país vecino, un mastín blanco y con la cabeza negra, tuvo la mala idea de cruzarse por la autovía.
Esa idea ha sida la última que ha tenido ese pobre animal y se ha convertido en la primera criatura a la que mato...
Se que suena muy crudo, pero es así o así lo siento. Y no voy a contar la infinidad de bichos que se chocan contra la luna del coche o un pájaro que también chocó contra el vehículo. Y no los cuento, no porque no importen, sino, simplemente por algo tan simple como el tamaño.
Aunque se que el pájaro podría entrar como la primera vez.
Pero ha sido con este perro cuando realmente he sentido que por mi conducción he matado a un animal.
Y puedo garantizaros que en el momento del accidente iba a 120 km/h que es lo que está permitido en el país vecino. Reconozco que muchos kilómetros antes iba más rápido, pero conforme se acercaba la frontera parece que mi cuerpo me pedía ir más despacio.
En el momento del accidente, el compañero y yo íbamos hablando y me siento un poco culpable porque puede que esto haya provocado que no estuviese al 100% en la carretera.
Aunque debo decir que ni él me aviso, pero era yo quien conducía y mía la responsabilidad.
Y por todos vosotros es conocida mi poca visión pero, cuando puedo recordar perfectamente el color(en este caso, los dos colores) del perro, es porque lo vi bien, o quizás porque estaba muy cerca.
Y no estoy nada contento de que no parásemos a ver como estaba el animal o que al menos, lo sacásemos de la autovía para que a nadie más le pasara eso. Pero supongo que no supe reaccionar y que tampoco fui bien aconsejado.
El caso es que ésto hizo que me amargase en las últimas horas previas a mi cumpleaños y en las primeras del día de hoy.
Y esta mañana trabajando, no tenía ninguna gana de ser feliz...
Pensaba en esas palabras que ha escrito mi hermana en la manera de felicitarme en su blog, y que a quien no lo haya visto le recomiendo que se pase por allí. Las palabras dicen algo así:
" Sólo veía a un chico tímido y encerrado en sí mismo que solo veía lo malo de la vida."
Toda la mañana, el cuerpo me ha estado pidiendo volver a ser esa persona que era, incluso he discutido con gente, por cosas que no tendrían importancia en otras circunstancias.
Es más, a parte de el accidentado viaje, me he agoviado por que el oído lleva unos días molestándome y no sólo de dolor, sino porque también llevo más de una semana con un oído taponado y de familia me viene, el temor a quedarme sordo así que os podéis imaginar...
Pero con el paso de las horas, y supongo que las felicitaciones que me han ido llegando a lo largo del día han influido mucho, han terminado por hacerme ver, que la gente me aprecia, que me quieren.
Y quien soy yo para disgustarlos.
Así que sin olvidarme del todo de lo que ha pasado, porque a pesar de mi mala memoria, dicen que no olvidamos sino que aprendemos a vivir con las cosas que nos pasan...
Como dije en algún momento de mi blog, aquí tenéis una sugerencia como regalo de cumpleaños, aunque ya no para éste, si para años venideros:
La camiseta de mi equipo de la NFl, porque SI, ya tengo equipo. Y es la camiseta de uno de los mejores jugadores que han pisado un campo en este deporte, sino el mejor.
Vale si, cuesta un riñón, incluso la réplica, pero no queréis verme feliz??? :DDDD
Bueno, bromas a parte, me voy despidiendo ya de mi día de los 34 cumpleaños. Y no quiero irme sin hacer una promesa.
No se cuanto tardaré, ni como lo haré, pero éste que aquí os escribe, piensa hacer algo, para recompensar la pérdida del perro que se cruzó en mi camino.
Así que permitidme que guarde un minuto de silencio...
GRACIAS
Donde quiera que estés, espero que vayas con Dios y que me perdones.
Y a vosotros GRACIAS por todas las muestras de cariño y felicitaciones que me habéis regalado.
No necesito nada más que a vosotros.
MUCHAS GRACIAS
OS QUIERO